Soy ciudadano español, de ese país que está (según nuestro mapa mundi) en el centro del mundo, con una historia amplia, con luces y con sombras y que siempre ha sido juzgada por foráneos o por aspirantes a ello. Dando los resultados que todos conocemos y permaneciendo como país acomplejado y dividido por la vergüenza ajena.
Como muestra un botón. Es preferible culpar, señalar antes de asumir la propia responsabilidad. Se es inflexible con los demás y olvidadizo con uno mismo. En la ciudad andaluza de la que soy originario se están llevando a cabo unas obras de cierta entidad para la construcción y puesta en marcha de una especie de "metro ligero" lo que está produciendo graves problemas en el tráfico y en la accesibilidad normal en la ciudad. El Ayuntamiento de la misma, ante el creciente malestar de la población por los crecientes problemas, ha decidido tomar una medida inteligente, rápida y eficaz en más de un sentido.
Han realizado un impactante anuncio en las televisiones locales donde viene a decir "la culpa de todo esto es de la Junta de Andalucía, que quede bien claro". El mensaje es rotundo, sin ambigüedad, solucionar, soluciona poco, pero eso sí, queda claro quien es el culpable del suplicio (Veremos que pasa cuando se inaugure el invento).
No voy a hablar de colores políticos ya que encontramos ejemplos similares con colores cambiados y que seguiremos enumerando. Lo único que quiero hacer notar, y evocando el post anterior, es que las oligarquías en según que sitios llega un momento que por su propia endogamia (recuérdese los Austrias en España) se vuelven no ya mediocres, si no inferiores y dañinas, y llega un momento en que hay que derribarlas y construir algo nuevo.
sábado, 6 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
Oligarquía
Hoy he estado leyendo tranquilamente las páginas salmón del país de un domingo cualquiera (no este último) y me paro un momentito en la sección "carreras y capital humano". Donde aparecen, a grosso modo, los movimientos en cuanto a nombramientos y promociones en diferentes puestos directivos de algunas grandes empresas.
Lo leo con un poco de detenimiento y veo dos detalles. Todos han estudiado en lugares tales, entre otros, como la Sorbona, ICADI, ESADE y sitios parecidos. Además ninguno de ellos y ellas tienen como apellidos Fernández, García, Gómez ó Martínez (los apellidos más comunes de España, sin ser riguroso) y los que lo tienen son de esos que se separan por un guión y en vez de dos tienen cuatro. No voy a enumerar los apellidos reales porque tampoco me voy a meter en un problema.
Lo que sí es curioso y que una vez indagamos un poco (ejercicio al que todo el mundo animo) observaremos sin lugar a dudas que, en cierto modo, mantenemos la estructura Oligárquica de siempre, con muy pocos indicios de una real permeabilidad entre diferentes capas sociales y el pequeño resquicio que queda es para dejar entrar en la oligarquía a algunos "elegidos" que, finalmente, pasan a formar parte de la misma perpetuando la estructura.
Y es que realmente poco brillo se ve arriba, no más que abajo y seguro que si derrocáramos esas oligarquías y provocáramos la real igualdad de oportunidades, seguramente nos iría mejor.
Lo leo con un poco de detenimiento y veo dos detalles. Todos han estudiado en lugares tales, entre otros, como la Sorbona, ICADI, ESADE y sitios parecidos. Además ninguno de ellos y ellas tienen como apellidos Fernández, García, Gómez ó Martínez (los apellidos más comunes de España, sin ser riguroso) y los que lo tienen son de esos que se separan por un guión y en vez de dos tienen cuatro. No voy a enumerar los apellidos reales porque tampoco me voy a meter en un problema.
Lo que sí es curioso y que una vez indagamos un poco (ejercicio al que todo el mundo animo) observaremos sin lugar a dudas que, en cierto modo, mantenemos la estructura Oligárquica de siempre, con muy pocos indicios de una real permeabilidad entre diferentes capas sociales y el pequeño resquicio que queda es para dejar entrar en la oligarquía a algunos "elegidos" que, finalmente, pasan a formar parte de la misma perpetuando la estructura.
Y es que realmente poco brillo se ve arriba, no más que abajo y seguro que si derrocáramos esas oligarquías y provocáramos la real igualdad de oportunidades, seguramente nos iría mejor.
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